En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a
este mundo.
Juan 1:4, 5,9
El sonido de los villancicos
hacía diferente mi despertar de cada 1er sábado de diciembre, al salir de la
cama veía toda las cosas removidas y mama caminaba de un lado a otro con cajas
que traían polvo encima por todo un año de espera.
Cortábamos algunas ramas del
árbol de ciprés que había en el patio y las amarrábamos para que parezcan un
árbol, no conocíamos las guirnaldas compradas ni los adornos de navidad de
moda, el nuestro era un árbol lleno de adornos hechos en casa, cajitas de
fosforo forradas, papel lustre cortado en formas diferentes, cinta de agua
doblada y algo de algodón como nieve. No muy estético pero especial.
Reíamos mucho mientras lo
armábamos y cantábamos alabanzas
intentando afinar las gargantas, no siempre tuvimos los regalos que esperábamos
pero siempre tuvimos ropa interior y medias nuevas.
Las comidas no fueron siempre
glamurosas pero sabíamos que todos los pavos o las veces que solo hubo atún,
fueron sazonados con amor.
Lo importante era que Jesús nació
un día y eso cambió nuestra historia, no importa en qué fecha fue, lo
importante es que lo hizo! y siendo el evento más impresionante del universo
merece ser celebrado.
Recuerdo que luego de algunos
años de resentimiento y discusiones la reconciliación y paz del Señor llegaron
a nuestro hogar en Navidad dándome más razones para celebrar ese día.
Al pasar los años vi otra realidad,
una navidad desfigura donde las familias se siente obligadas a tener un árbol
de moda y la mejor cena, una donde papanoel desplazo al Señor Jesús para
apoderarse de todo y darle un sentido comercial al día más especial del año.
Mas sorprendido quede cuando vi
que algunos cristianos se levantaban en contra de la navidad, haciendo lo que
históricamente hemos hecho, dejarle terreno al enemigo en vez de luchar por lo
que es nuestro, recordando que nuestro Dios renueva las cosas, les da otro
sentido, las transforma para su gloria.
Hoy quiero invitarte a celebrar
la navidad real, aquella donde Dios es el centro y motivo de la celebración,
aquella donde la cena, los regalos y adornos son cosas secundarias que dan paso
a la unión familiar, al perdón, a testificar de nuestra fe sin miedo, a
recordar que la luz vino a nosotros y puede venir a alumbrar otros hogares.
Esta será una navidad especial en
casa, porque Dios nos dio un regalo que cumple 8 meses, es su primera navidad, quiero
que sepa que es un mes especial
.
Espero que cuando sea grande me
pregunte porque coloco la estrella en el árbol y le pueda contar como los magos
buscaron a Jesús, que vea las luces tintinear y le pueda explicar que la Luz
del mundo un día nos vio, tuvo compasión de nosotros y no se apaga jamás en
nuestros corazones.
Quiero que ame a Dios tanto como
yo y que espere celebrar su llegada cada año.
¿Tú que Navidad piensas celebrar?