Mateo 22:14
El profeta llegó con muchas
ansias de conocer quién sería el nuevo rey, tenía que ser alguien merecedor de
la corona.
Mientras esperaba que llegaran
los jóvenes postulantes, el Profeta se decía a sí mismo, “debe ser alguien
mejor que Saúl (el rey anterior), de mejor porte, más capaz, más imponente”
mientras pensaba en silencio pudo distinguir que los jóvenes postulantes venían
uno detrás del otro.
Eran diferentes, todos con
distintas cualidades, pero enseguida el profeta puso mayor interés en uno de
ellos.
Este joven realmente sobre salía del
resto, se veía como un rey aunque aún no tenía corona, era más alto que los demás,
de mejor semblante, se veía más aguerrido y fuerte.
Dentro de sí, el profeta preguntó:
¿es este Señor?, el Señor le contesto rotundamente que no, no es lo que estoy
buscando, le dijo, no te dejes engañar por las apariencias.
El texto de hoy habla sobre la elección, Dios es un Dios de
elecciones él ama escoger personas de en medio de la multitud para hacerlos
extraordinarios.
La pregunta que debemos hacernos es ¿seré yo escogido por
Dios para algo especial? Creo que no te gustaría ser de los llamados y dejados de
lado luego, todos anhelamos ser esa persona especial que sobre salga del resto.
Pero el texto de hoy es claro al decirnos que aunque hay
muchos para escoger, solo algunos son elegidos por Dios.
El profeta se detuvo por un
instante, algo no anda bien, se dijo a sí mismo, Este joven se ve como un rey,
tiene el porte, cualquiera que lo ve diría que él es el indicado.
Dios le Contestó: EL HOMBRE VE LO
DE FUERA PERO DIOS MIRA EL CORAZÓN
Si estás impaciente por emprender alguna aventura con Dios,
si quieres servirle en algún ministerio o has estado orando para que él te
utilice, eres como estos jóvenes que esperan ser escogidos para ser
instrumentos de Dios. Pero sabes, Dios solo trabaja con aquellos que tienen corazones
que lo sorprendan.
Hay muchos en la iglesia pero pocos toman enserio su integridad,
pocos luchan día a día para ser santos, pocos serán escogidos. No te conformes
con parecer santo, decídete a tener un corazón que sorprenda a Dios.
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