Tengan, pues, cuidado de no
olvidar el pacto que el Señor su
Dios ha hecho con ustedes. No se fabriquen ídolos de ninguna figura que el Señor su Dios les haya prohibido, 24 porque
el Señor su Dios es fuego
consumidor y Dios celoso.
Deuteronomio
4:23-24
Una
mirada escurridiza se coló por el hombro de Jorge hasta alcanzar ver su
celular, en la pantalla, el Facebook dejaba ver muchas publicaciones
diferentes, pero una llamó la atención de aquellos ojos inquietos que
intentaban ver algo fuera de lo normal.
La foto
de una mujer sonriendo se veía en medio de la pantalla con el anuncio de que
Jorge había aceptado a una nueva amiga.
Claudia
miró fijamente a Jorge con los ojos muy abiertos y le mando su primer ataque
“¿Quién
es esa chica?” dijo con una sonrisa
entre cortada y conteniendo su enojo.
Jorge sin
ni siquiera verla dijo: “ Una amiga” y continuo viendo su celular. Jorge! Dijo ella,
“yo no conozco a esa amiguita tuya, explícame quien es y mírame a la cara”
Jorge
algo asustado la miro y se percató de sus cachetes rojos y su ceño fruncido,
sabiendo que estaba celosa le dio más explicaciones hasta dejarla satisfecha.
Todo aquel que ama siente celos, no hablo del celo que conlleva a la
desconfianza o a la intranquilidad, sino de aquel celo que nace en el corazón de
aquel que atesora a alguien con amor sincero, el celo de protección, de
pertenencia.
El texto de hoy nos dice que Dios es celoso, ciertamente el siente un
celo celestial por ti.
Siente celos porque tú le perteneces y desea que tu corazón palpite solo
por él, él quiere ser tu centro, tu mayor tesoro, el dueño de tus más hondos
suspiros, el único destino de tus oraciones, el único dueño de tu adoración, veneración
y devoción.
Tienes un amado apasionado que siente un celo celestial por ti, en
respuesta a este gran amor hoy toma un tiempo para evaluar a quien le has
estado dando más amor que a tu Dios, pregúntate si es Cristo el centro de tu
vida o si has estado atesorado a otras personas, o a ídolos antes que a él, quizá
el trabajo, quizá tu familia, quizá un ser amado.
¿Son para el tus anhelos? ¿es él lo más importante en tu vida?
Dios espera que nuestra generación lo ame con locura, que respondamos a
su celo celestial con un amor que arda por estar a su lado.