miércoles, 25 de mayo de 2016

Castigos Que Sanan

EL Señor dice: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos. Salmos 32:8

Este versículo es parte de un salmo que habla del arrepentimiento de alguien que ha fallado.  David escribe desde su propia experiencia, él había cometido adulterio y asesinato, pecados muy grandes que marcaron su vida y la de su familia pero se dio cuenta de su error y regresó a Dios arrepentido.
Repetidas veces asumimos que la respuesta de Dios al que ha fallado es el enojo o el castigo pero este versículo nos muestra que Dios tiene otro plan para aquel que asume su falta.

Te haré entender
Dios se toma el tiempo de hacernos entender nuestras faltas, lo hace a través de su palabra; también por medio de una canción, alguna experiencia que vivimos; a veces utiliza a las personas que nos rodean, quizá una discusión. Pero a su debido tiempo nos hará llegar el mensaje, dándonos la opción de recapacitar y de hacernos un auto análisis, él es paciente para hacernos entender. Si hemos fallado nos hará ver cuál es nuestra falta, ya que a menudo no lo sabemos.

Te enseñaré el camino en que debes andar
Dios nos devuelve al camino, nos dirige, nos traza una meta. Un castigo que solo causa dolor o vergüenza no nos hace avanzar, pero trazar una meta nos da esperanza, Dios es paciente en este camino, no solo se limita a decirnos “ve hacia allá” nos enseña paso a paso hasta que podamos avanzar a su lado con tranquilidad, los primeros pasos suelen ser los más difíciles, pero él promete acompañarnos si decidimos cambiar.

Sobre ti fijaré mis ojos
Dios tiene sus ojos puestos en ti, no como un carcelero sino con los ojos de un padre a su hijo, esos ojos que te guardan, atentos a tus necesidades.
Él sabe lo difícil que es aceptar nuestros errores, sabe el dolor que te causan esas cosas que no quieres cambiar. Conoce tu esfuerzo, tu cansancio, él te ve.

Te animo a tener el corazón de David, un corazón dispuesto a reconocer sus errores y caminar de la mano de Dios. Él te espera, no demores.

Te animo también a tener el corazón de Dios cuando veas las faltas en tus estudiantes, o en tus compañeros. No pienses solo en los castigos de desahogo, haz entender, muestra la falta, traza una meta, apoya en el camino, pon tus ojos en los estudiantes como Dios pone sus ojos en ti.

Este tipo de corrección SANA, mejora, es útil. 



Dios te acompaña, vive con esperanza.

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