sábado, 26 de octubre de 2013

Dos Moneditas




Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás.

Marcos 12:43





Terminaron las canciones y todos pasaron al frente a llevar sus ofrendas a una caja que evidenciaba por su sonido la cantidad de dinero que caía o no caía en ella.

Los primeros en llegar llevaban vestidos muy finos, razón por la cual se sentaban delante, la caja sonaba estruendosamente mientras las muchas monedas caían, otros, levantaban un poco la mano para que todos alcanzaran a ver los billetes que metían en la  caja de ofrendas.

Pero casi al final, una viejecita con ropa muy desgastada se acercaba lentamente metiendo sus manos arrugadas en sus bolcillos, todos ellos llenos de agujeros, excepto uno, el cual atesoraba la última moneda de su riqueza, todo su capital, su último bien.

Cerrando los ojos tomó firmemente la moneda y con una sonrisa en los labios la  dejo caer en las ofrendas.
-          Jesús la vio, y dijo “ella dio mucho más que todos”

Es sencillo dar lo que nos sobra, la ropa que ya no  nos queda, el dinero que nos pesa en el bolsillo, es fácil darle  a Dios el tiempo en el que no hay nada más que hacer, esa oración al final del día que termina en un ronquido,  o darle a nuestros hijos el tiempo que nos sobra luego de todo lo que según nosotros es más importante,   pero todo eso son solo monedas que suenan y delante de Dios no tienen valor.

Dar aquello que no queremos dar, la última moneda, dar de aquello que nos falta, detiene el tiempo, y hace que el cielo se estremezca.


¿Cuánto darás hoy?

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