miércoles, 12 de marzo de 2014

Hombres de Valor


 Y añadirán los oficiales: “Si alguno de ustedes es miedoso o cobarde, que vuelva a su casa, no sea que desanime también a sus hermanos.”

Deuteronomio 8:20

Esteban miró fijamente a sus acusadores, sin una pisca de miedo en su mirada.

Normalmente una persona en su situación se llenaba de miedo, suplicaba por su vida y pedía perdón, pero Esteban se veía en calma mientras sus acusadores le gritaban injurias y le instaban a declararse culpable.

Esteban sin retroceder les dijo:

Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo!

La ira de los judíos se desbordo al escuchar sus palabras y se abalanzaron sobre él empujándolo y arrastrándolo a las afueras de la ciudad, sus rostros reflejaban su enojo y se podía sentir su sed de venganza.

Esteban cayo muchas veces en el camino, fue arrastrado en la arena y golpeado más de una vez, sus opresores lo lanzaron frente a ellos y tomaron piedras en sus manos, su sentencia había sido dada, lo asesinarían en ese mismo instante.

Esta muerte no sería rápida, esteban sufriría mucho, antes de dar su último suspiro. Esteban se puso en pie, sentía dolor físico pero su espíritu estaba en paz, su rostro brillaba como el de un ángel y enfrentaba a la muerte con valor, miró al cielo y vio a su Señor en los cielos.

Las piedras se elevaron y Esteban fue apedreado hasta morir.

Dios espera de ti que asumas con valor todas tus batallas, no se puede vivir con miedo él te creo para ser un hombre de valor.

 Dios puso en ti un Espíritu de poder, no uno de cobardía, tienes de tu lado al Rey más poderoso, al Padre más amoroso, al Señor de Señores. El mismo valor que tuvo Esteban esta en ti.

Si en algún momento el miedo toca tú puerta recuerda que la vida cristiana no está hecha para cobardes, día a día vivimos en medio de una guerra espiritual, luchamos contra las tentaciones, contra la tristeza, contra el miedo, contra la desesperanza, todos los días se pierden almas que van camino al infierno.

Aquellos que viven con miedo no son aptos para las batallas pues el miedo es el mal más contagioso en la tierra, alguien con miedo no tiene esperanza, no cree en los imposibles no vive con fe y les dirá a todos que es más sencillo esconderse, desanimarse, lamentarse y escapar.

Dios  hoy está armando su ejército de hombres y mujeres de valor y tú estás en las filas, pero antes de ir a la batalla  te dirá:

“Si alguno de ustedes es miedoso o cobarde, que vuelva a su casa, no sea que desanime también a sus hermanos.”


¿Qué dices? ¿Vas con nosotros a la guerra y afrontas la vida con valor o prefieres regresar a esconderte?

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