jueves, 30 de enero de 2014

Buena Memoria


Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
Números 14:11

Una noticia desalentadora silencio al pueblo, el viento del desierto pareció detenerse por unos instantes al oír que las tierras que debían conquistar estaban plagadas de gigantes.

Se podía ver el miedo en los ojos de los espías que había regresado de su campaña y este mismo miedo fue contagiándose a todo el pueblo, como un virus letal detuvo sus corazones, nublo sus mentes y los consumió.

El silencio desemboco en murmuraciones, gritos y pánico, “volvamos a Egipto” se oía decir entre la gente “volvamos a Egipto”.

En medio del tumulto dos de los doce espías hacían la diferencia, tenían esperanza en sus corazones, el miedo no los había envenenado y los supuestos gigantes no los acobardaban

Algo diferente llenaba sus corazones, Josué y Caleb no tenían miedo en los ojos y no entendían porque todo el pueblo no podía ver lo que ellos veían.

Moisés al ver que la multitud se le amotinaba clamó a Dios y este le respondió con una pregunta inquietante.

¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?

A menudo veo que los cristianos tenemos mala memoria al pasar por problemas fuertes o vivir periodos de espera, esas etapas en las que oramos y parece no haber respuesta, el miedo nos invade y  nos damos por vencidos sin haber batallado.

Muchos de nosotros vemos gigantes cerca y preferimos regresar aun vivimos con miedo, temerosos de luchar contra situaciones difíciles.

Josue y Caleb eran diferentes por una solo cosa ellos recordaban lo que Dios había hecho en sus vidas, su valor no se basaba en su fuerza o su hombría, su valor radicaba en su buena memoria.

Imagino que en la conversación de Josué y Caleb de regreso al campamento uno le decía al otro:
               “Si Dios abrió el mar también podrá vencer a los gigantes”

Hoy te invito a que en tu relación con Dios tengas buena memoria, si el antes te dio un trabajo te lo dará nuevamente, si antes sano puede hacerlo ahora, si antes te sustento lo hará ahora, si antes te salvo y te cambio puede hacerlo ahora con otros.


Que tu valor no se base en tus fuerzas sino en tu buena memoria, recuerda lo que él hizo porque te puedo asegurar que nuevamente lo hará.

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