viernes, 7 de febrero de 2014

Más Que Un Caballero

  Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Colosenses 3:19

Un tumulto se inició en la ciudad a plena luz del día, un grupo de fariseos arrastraban a una mujer por la calle, luego de haber irrumpido en su casa sin previo aviso la habían sacado a rastras al verla acostada con un hombre que no era su esposo.

A vista de todos, la mujer era maltratada por los fariseos y otros hombres, con múltiples insultos y empujones la llevaban a un lugar donde podrían ajusticiarla por su pecado.

Ella hacia lo posible para cubrirse mientras jaloneaban sus cabellos, sus rodillas estaban magulladas por las piedras de las calles y sus ojos evidenciaban su miedo y falta de esperanza.

Ella sabía lo que le esperaba, a vista de todos seria apedreada en la plaza central, sabía que era culpable pero el pecado no lo había cometido sola, aunque el castigo solo seria para ella.

Al llegar a la plaza la arrojaron al centro de la multitud, al caer contra el suelo cerro sus ojos y sintió como su cuerpo y su rostro caían sobre la tierra que luego sería también su lugar de muerte.

Al abrir sus ojos vio la túnica blanca de un hombre que se puso en pie entre sus jueces y ella, al parecer escribía algo en el suelo y luego de decir algunas palabras que ella no logro escuchar con claridad  vio a los fariseos soltar sus piedras y darse vuelta, la multitud se alejó murmurando y aquel hombre se acercó a ella.
Al verlo cerca supo de quien se trataba, era Jesús el Mesías, ¿Cómo alguien tan santo puedo haberme defendido? se preguntaba mientras veía que el Maestro le extendía la mano para levantarla.

El texto de hoy habla específicamente sobre el trato que los esposos deben tener con sus esposas, pero creo que este mandato se extiende más allá del matrimonio.

En el Perú tenemos un alto índice de muertes de mujeres por abuso familiar, sus asesinos son con frecuencia los esposos o parejas que se suponen dicen amarlas.

Pero este resultado es producto de su trato antes del matrimonio, hoy Dios quiere que te preguntes:
¿Cómo tratas a las mujeres?

Jesús era más que un caballero, nunca maltrató a una mujer, al contrario las protegía en medio de una sociedad que a menudo las abusaba.

El consejo de hoy es: “no sean ásperos con ellas”

Ábreles la puerta del carro, carga las cosas pesadas, cédeles tu asiento, dales la mano cuando tengan que bajar de lugares altos, protégelas cuando las veas en peligro, no les hables como si fueran varones, no las golpees, no las insultes, no les grites cosas obscenas en la calle, no las utilices como objetos sexuales, no rompas sus corazones.

Y nunca le digas a alguna de ellas que la amas si no será para siempre.


Y chicas exijan ser tratadas con respeto y amabilidad, es su derecho, y jamás se fijen en un hombre que no les dé el mismo valor y respeto que Cristo les dio cuando estuvo en la tierra, fíjense en alguien que sea más que un caballero.

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