1Pero el rey Salomón amó, además de
la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón,
a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; 2gentes de las
cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni
ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros
corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.
1 Reyes 11:1-2
El hombre más sabio del mundo estaba sentado en su trono
contemplando la grandeza de su reino, no existía otro reino como el suyo, Dios
había cumplido sus promesas y lo había situado como el rey más grande de toda
la región.
Sin saberlo, un gran peligro amenazaba su reino, algo
capaz de destruir todo lo que había forjado su padre y él con tanto esfuerzo.
Las puertas del salón principal se abrieron y uno de los
siervos anuncio la llegada de un rey vecino, el rey de Moab, llegó con un
sequito de siervos y siervas, pero en medio de todos, una mujer llamo la atención
del Rey Salomón.
Lo ojos grandes y profundos de la hija del Rey de Moab lo
cautivaron de inmediato, sabía que Dios había prohibido que el rey se casara
con más de una mujer y sobre todo que no sea extranjeras pero su deseo fue más
fuerte que su razón y su amor por Dios y no se detuvo hasta hacerla su esposa.
Ella trajo a la casa de Salomón las imágenes a las que
adoraba y aunque al principio el rey mostro enojo no logro hacer que ella las
abandonara, mientras el oraba a Dios ella tomaba el mismo tiempo para orarle a
sus dioses.
Cierto día Salomón despertó y ella lo esperaba con
manjares hechos por su propia mano, le cantó canciones y bailo para él, luego
de todo esto se acercó a él y le dijo “mi amor, tú tienes un templo hermoso
para tu Dios ¿no crees que es justo que también yo tenga un templo para el mío?”
Salomón accedió a su pedido, y luego accedió a ir con
ella al templo de su dios, luego accedió
a orar con ella, luego a ofrecer una ofrenda, con el pasar de los años Salomón
termino adorando a otro Dioses confundido por las muchas mujeres con las que se
había casado.
La biblia no relata esta
historia de esta forma pero creo que sucedió así, puedo estar seguro porque la
misma historia pasa una y otra vez de la misma forma, los hijos de Dios se
enamoran de personas que no comparten su fe y luego de algún tiempo terminan
como Salomón, perdidos y confundidos.
Si el hombre más sabio
del mundo fallo en creer que podía estar
con alguien que no tenía su fe, ¿tú crees que tendrás éxito si haces lo mismo?
Dios quiere que
experimentes el amor de pareja de la manera más sublime que existe, él quiere
para ti alguien que te respete, que te enamore todos los días que te sea fiel
para siempre.
Nada de esto podrá ser
posible si decides amar a alguien que no ame a Dios por encima de todas las
cosas y que no crea en él ciegamente.
Tú decides como terminará
tu historia, si con un felices para siempre o un triste final.
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