jueves, 8 de mayo de 2014

Más Allá de La Iglesia

1Entonces se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. 2Y mandó José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel. 3Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días.
 Génesis 50.1-3

Un hombre como pocos, dejó de existir, dejando un vacío profundo en los corazones de todos los que lo conocían.

Las calles de Egipto hicieron silencio cuando la noticia se difundió, el huésped de barbas blancas y mirada paciente que había compartido con ellos los últimos años los dejaba repentinamente, al igual que como llego.

José lloró sobre el rostro de su padre por unos minutos, tomo sus manos y acaricio sus largos cabellos blancos, la sonrisa que tenía normalmente aún se veía en su rostro, no había partido con miedo, no enfrentó la muerte con desesperación porque sabía que su muerte era solo el principio.

De pronto un tumulto se escuchó fuera del palacio de José, un lamento invadió el aire hasta contaminarlo en su totalidad. José se puso de pie y salió por la ventana del cuarto donde reposaba el cuerpo de Jacob.

Todos los egipcios se habían congregado a las afueras del palacio, grandes y pequeños tenían los ojos llenos de lágrimas, Egipto se veía de luto, un gran hombre había partido, una luz se había extinguido y todo Egipto lo lloraba.

Dios quiere hacerte un reto en este día, el reto de que tu testimonio sea como el de Jacob, Jacob no solo era un hijo de Dios en la iglesia, no solo se ponía su disfraz de santo los fines de semana para convencer al pastor, Jacob era un hijo de Dios en todo momento.

Su vida diaria reflejaba  a su Dios, la luz de Dios se reflejaba en su forma de hablar en la calle, en cómo iba de compras, en cómo trabajaba, en cómo hacia negocios, en cómo hacia deportes, en cómo enamoraba.

Jacob era un hijo de Dios en el mundo fuera de la iglesia, su testimonio traspaso las barreras del pueblo de Dios y se extendió hasta aquellos que no lo conocían y ahí los conquistó.

¿Te llorará el mundo cuando te hayas ido? ¿Estas reflejando a tu Dios fuera de la iglesia? ¿Está tu vida afectando a aquellos que aún no conocen a Dios?


Ahí donde no eres escuchando, ahí donde el evangelio no se puede nombrar, ahí donde la biblia no se lee, ahí donde las predicas no llegan, ahí donde hay vidas que salvar, tu vida puede ser el medio que Dios use para hacer su luz brillar.