viernes, 18 de julio de 2014

Amores Que Quitan El Sueño


Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
Marcos 1:35

Solo habían pasado un par de horas desde la última vez que hablaron, pero ambos tenían prisa de volverse a ver.

Sentada en el tren, ella revisaba las fotos en su celular para aplacar de alguna forma sus ansias de verlo a los ojos, mientras que al otro lado de la ciudad él salía con rapidez de su oficina poniéndose la casaca en el camino.

Habían hablado por teléfono durante el día, pero eso no era suficiente, hacía falta ver una sonrisa, tocar sus manos, contarse nuevamente lo que pasó durante el tiempo que no estuvieron juntos.

Estas ansias quitaban su sueño, atenuaban su cansancio, cambiaban su mal humor.

El llego a la casa, subió las escaleras, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras giraba las llaves para abrir la puerta, Ella escucho el tintineo de las llaves y el silencio se vio interrumpido por un dulce “amor??”

Ese amor que desespera, que angustia, era experimentado por Jesús, él estaba totalmente enamorado de su Padre, sus ansias eran tan grandes por encontrarse con él que para sus momentos de oración no era importante el sueño, tampoco el cansancio o el hambre, más importante que todas estas cosas era satisfacer su necesidad de la presencia del Señor.

Necesitaba hablar con él, entrar en su presencia y descargar todo su corazón en él.

¿Sientes tú lo mismo por nuestro Dios? ¿Existe en ti la misma ansia por estar a su lado?

¿Cuándo fue la última vez que el sueño se te fue por tener más tiempo en oración?


Hoy es buen día para encontrarte con tu amado, te aseguro que su corazón sigue lleno de pasión por ti.

viernes, 11 de julio de 2014

Batallas Ganadas

1     Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
     2     Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
     3     Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su braveza.

Salmos 46:1-3

El sonido de los caballos y las espadas despertaron nuevamente a David, se podía escuchar los gritos de sus perseguidores avanzando tras su rastro.

David sabía que estaba seguro en su fortaleza, pero “Que difícil es dormir cuando tenemos los problemas en la puerta”.

Al amanecer, el sonido de las trompetas estallaron anunciando una enorme cantidad de flechas que oscurecieron el cielo, las flechas caían a su alrededor, pero su refugio era impenetrable, a pesar de eso se podía escuchar el silbido de las flechas en el aire y como se destrozaban al caer.

El día no sería sencillo, pues a pesar de estar en la fortaleza, seguía en medio de la guerra.

A menudo pensamos que Dios debe evitarnos los problemas y las situaciones difíciles e incomodas de la vida, pero él no actúa de esta forma, Dios se presenta a sí mismo como un refugio, un escudo o una fortaleza.

No se utilizan estos instrumentos cuando todo anda bien sino que su uso es para los días de guerra, para aquellos tiempos en los que las espadas suenan y las flechas caen cerca de nosotros.

Un refugio es efectivo cuando nos persiguen, cuando la tormenta cae y los ríos se desbordan, en esos momentos donde el cuerpo no nos da más y la situación es crítica.

Dios promete que en estos días él te cubrirá, Dios promete que aunque estés en medio de la guerra el no permitirá que salgas herido.

 Quizá te asustes, te canses, y tengas que luchar por unos días, pero tranquilo, la tribulación pasará, las flechas caerán, el mar se moverá, los problemas arrasarán con todo a su paso, pero tú seguirás de pie al final del día.


Los hijos de Dios peleamos batallas ganadas, si las peleamos, pero sabiendo que hay alguien superior que nos tiene en sus manos.